Eneagrama: un sistema de estragegias
Coaching, Eneagrama
Escribo este post sobre el Eneagrama porque hablar de ello me apasiona desde que lo descubrí. Llegó a mí como una herramienta para la creación de personajes pero lo que escondía detrás era fascinante, un mundo de conocimiento sobre mí misma y sobre los demás que me hacía mirar a mi alrededor de forma distinta.
Y yo, que cuando algo me interesa tiendo a ser intensa, leí, busqué, investigué, conocí el punto de vista de Mario Sicora sobre las estrategias y lo sumé al resto de mi investigación con fuentes tan variadas como Claudio Naranjo, Richard Risso, Robert Tallon o Russ Hudson. Hasta que llegué a una teoría bastante sensata (a mi entender) de lo que es. Y eso es lo que pretendo haceros llegar a través de este artículo, ya que si el Eneagrama trata sobre el comportamiento humano, cualquier humano que lo lea puede estar interesado.
Estrategia
Según la RAE, hay tres definiciones para la palabra Estrategia:
-Arte de dirigir las operaciones militares.
-Arte, traza para dirigir un asunto.
-En un proceso regulable, conjunto de las reglas que aseguran una decisión óptima en cada momento.
Si las unimos, podríamos decir que una estrategia es el arte de dirigir un conjunto de operaciones buscando el resultado óptimo. También se podrían decir otras cosas pero esta es la que me ha surgido a mí.
Entonces, en ese caso, ¿cuando creéis que empezamos a usar estrategias?
El inicio de nuestras estrategias
La respuesta es desde que nacemos. La succión, el balbuceo, el llanto, las sonrisas reflejas son operaciones realizadas por el bebé buscando la respuesta de los padres, lo cual es necesario para su supervivencia.
A medida que crecemos, y vamos desarrollando nuestra percepción del mundo, el objetivo de -la supervivencia- se vuelve más elaborado y pasa a algo que buscamos todos desde el inicio hasta el fin: Ser amados o No ser dañados. Luego esto sigue elaborándose y da paso a otros objetivos como tener éxito, ser reconocido, tener poder, formar parte de un grupo, etc… que finalmente no son más que derivaciones del objetivo de tener amor y que no nos hagan daño que es lo que racionalmente hemos deducido que necesitamos para sobrevivir.
El objetivo es tan simple y lo buscamos desde tan pequeños que las estrategias para conseguirlo es comprensible que también lo sean. Antes de seguir leyendo ¿se os ocurren algunas?
Cómo elegimos nuestra estrategia vital preferida
Para empezar probamos muchas, pero hay una que nos da mejores resultados y eso ocurre porque hay dos factores que así lo determinan: nuestra genética y nuestro entorno.
Sabemos por diversos estudios, y hasta por nuestra propia percepción, que la genética predispone para determinados talentos innatos. Podéis leer sobre ello aquí y aquí, por ejemplo.
Si unimos talentos y entorno habrá estrategias que nos funcionarán y otras no. Por ejemplo, imaginaros una familia donde llorar no está bien visto. Ponerte a llorar de repente para conseguir que te den un abrazo o te miren y tú notar que te quieren se te puede dar de fábula, pero en esa familia no te va a funcionar. Tendrás que probar otra estrategia, quizás allí el abrazo llega cuando les haces reír, pero a lo mejor hacer reír no es tu fuerte, y entonces lo que te funciona es sacar las mejores notas o ganar la medalla en una competición…no sé…cómo veis hay muchísimas combinaciones.
Lo que sí es cierto es que entre todas las combinaciones hay una que tú percibirás que te funciona mejor, la pondrás a prueba, la repetirás y comprobarás que efectivamente es la que te ayuda a conseguirlo y cuando te convenzas pensarás que esa es la que funciona porque el mundo funciona así, no sólo tu entorno más cercano, el mundo entero (recordemos que esta percepción la tienes cuando eres un niño) y…Señoras y señores, así nace nuestra creencia limitante primigenia, la que nos va a acompañar a lo largo de nuestra vida.
Consecuencias de la elección
Cómo ya hemos dicho la consecuencia más importante es que engendra la creencia que más nos va a limitar en nuestra vida, básicamente porque está originada desde la mente de un niño y los años la enraizarán y la volverán casi indestructible.
Las otra consecuencia es que a base de repetirla y repetirla nos volveremos expertos en ella y eso dará lugar a:
-Desarrollar ciertas habilidades
-Consolidar ciertos vicios
Si sabéis conducir entenderéis rápidamente a lo que me refiero. La repetición hace que desarrolles ciertas habilidades al volante que no tenías cuando te examinaste del práctico pero también te ha traído vicios difíciles de eliminar y que ahora, si no suspender, si que te valdrían algún punto menos.
Para los que no conduzcáis basta con que os imaginéis cualquier cosa que a base de repetir, ahora hagáis con los ojos cerrados. Eso pasa con la estrategia vital preferida, no es la única que usamos, ni mucho menos, pero es la que nos sale inconsciente, así, sin pensarlo.
9 estrategias en el Eneagrama
El Eneagrama nos muestra las 9 estrategias vitales que existen. Son sólo 9 porque son estrategias de lo más básico, estrategias que adoptamos cuando somos niños, con un limitado conocimiento del mundo y no se necesita mucho más para conseguir lo que buscamos: Ser amados o No ser dañados
Además el Eneagrama también nos muestra como se relacionan las estrategias entre sí, porque ya os adelanto que cada estrategia vital preferida tiene una de apoyo y otra que evitamos. Pero de eso hablaremos en otro post junto a las características de cada una de ellas (mejor me dosifico porque me puedo pasar horas tratando este tema)
Cada estrategia tiene un número cómo título.
9 creencias limitantes
Como hemos dicho, la consecuencia más importante de la elección de una determinada estrategia es la creencia limitante que genera.
1. Para que me quieran no puedo equivocarme, tengo que ser perfecta
2. Para que me quieran tengo que ganármelo, tengo que ser digna de ello
3. Para que me quieran tengo que ser la mejor, tengo que destacar
4. Para que me quieran tengo que conseguir que me vean, que sepan lo especial que soy
5. Para que no me hagan daño tengo que ser capaz, tengo que saber
6. Para que no me hagan daño tengo que seguir las reglas porque no puedo fiarme de nadie
7. Para que no me hagan daño, mejor no pensar en lo negativo y centrarme en la parte positiva de las cosas
8. Para que no me hagan daño no debo mostrar debilidad
9. Para que no me hagan daño mejor pasar desapercibida, no dar problemas
Quizás te has sentido rápidamente identificada con una, o quizás has sentido algo pero racionalmente te has dicho «no, yo no pienso así», o a lo mejor no has sentido nada. Todo esto es normal porque estas creencias nacen en una mente infantil y con los años la vamos adornando, vistiéndola de otras creencias, pero la base está ahí, aunque para algunos sea más difícil desnudarla y verla tal cual es, que para otros.
Terminaré este artículo aquí, porque me parece que voy a extenderme demasiado pero prometo ampliar información en otros posts.
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