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Harriet Tubman. Mujeres famosas de la historia

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Hoy, día internacional de la Eliminación de la Discriminación Racial, creo que es  más que adecuado para dar a conocer a esta mujer valiente, que se ha ganado con creces su derecho a estar entre las tantas mujeres famosas en la historia que no se conformaron con el papel que les estaba destinado.

Sus obstáculos

Hablamos de una mujer que nació con una falta de libertad difícil de soportar y, aún más, de combatir.
Una mujer acostumbrada a las agresiones.
Una mujer que tuvo que luchar, también, contra la enorme desigualdad salarial que sufrió y una falta de reconocimiento flagrante que sigue hasta nuestros días.

Su motivación

Su familia y la necesidad de protegerlos, así como, su resistencia innata a ver injusticias y quedarse con los brazos cruzados, fueron las principales motivaciones en su lucha.

La historia que la hizo peligrosamente famosa

No se trata de una mujer famosa del siglo XX. Deberéis transportaros a las primeras décadas de 1800 en Maryland, EEUU. Visualizad esas grandes plantaciones de la época trabajadas por esclavos de sol a sol. Poned vuestra atención en esos niños que nacían allí, condenados a seguir siendo esclavos el resto de su vida, como sus padres y sus abuelos. Sin derechos, sin posibilidades.
Harriet Tubman era una de ellos. Nació con el nombre de Araminta Ross aunque todos la llamaban Minty.

Como los demás, Minty creció trabajando en la plantación y con un futuro prácticamente escrito. Pero a los doce años ocurrió un incidente que oscureció ese futuro, ya de por sí, indeseable.
El capataz de la plantación le ordenó que castigara a un esclavo con sus propias manos. Harriet se negó. En medio de la disputa que se originó entre nuestra chica y el esclavista, el esclavo que estaba esperando su castigo decidió huir. El capataz al verlo echar a correr le lanzó un objeto contundente pero en lugar de darle al fugitivo, golpeó a Minty causándole un traumatismo craneal. Dicha lesión sería, muy probablemente, la causante de los ataques de epilepsia y migrañas que sufriría desde entonces.

El caso es que debido a estos problemas de salud, su amo intentó venderla en repetidas ocasiones.
Pensad que eso significaba quitarle lo único positivo que tenía su vida en esa plantación, sus padres y hermanos. Sería vendida sola, probablemente nunca volvería a ver a su familia y el comprador podría ser mejor… o mucho peor…

En 1844 se casó con un hombre negro libre, John Tubman. Este matrimonio no parece que fuera por voluntad propia, de hecho, es posible que se tratara de un intento de sus padres de darle una escapatoria. Sin embargo, los intentos de venderla proseguían, y en contra de la voluntad de su marido, decidió huir.

Así, en 1849 se escapó con algunos de sus hermanos. Poco días después, supieron de la recompensa que su “ama” había hecho pública por cada esclavo recuperado. Tras ello, los hermanos de Minty decidieron volver esperando que el castigo fuera menor al entregarse voluntariamente. Harriet no estaba de acuerdo pero la obligaron a seguirles.

 

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Recompensa publicada tras la huida de Harriet Tubman y sus hermanos.

 

El fracaso de su huida no le disminuyó las ganas de ser libre, al contrario, así que volvió a intentarlo, pero esta vez sola. Para ello usó la “Underground Railboard”: la red de ferrocarril clandestina.

Dicha red se trataba de una serie de casas seguras de abolicionistas que se organizaban para ayudar a los esclavos a alcanzar tierras donde pudieran gozar de la libertad a la que, como seres humanos, tenían derecho. Muchos ansiaban llegar a Canadá y hasta allí podían contar con personas que les ayudarían.

De casa en casa, recorrió 145 km hasta llegar a Philadelphia. Hay que tener en cuenta que esta distancia no fue realizada en coche, no siquiera en carromato. Para no ser vista debía apartarse de los caminos y hacer el viaje a pie y a ser posible, de noche. Esos casi ciento cincuenta kilómetros debieron de sufrirse uno a uno.

Al llegar por fin a la ciudad, se cambió el nombre como era habitual y comenzó a trabajar como sirvienta para poder mantenerse. Había nacido Harriet Tubman.

 

Su valentía y generosidad

Lo más impactante de esta mujer es que un año después, en 1950, realizó el mismo viaje en sentido inverso.
Es decir, regresó a Maryland, al terrible sitio donde la habían maltratado de múltiple formas, donde aún seguían estando sus maltratadores y su situación legal era la de esclava fugitiva. Y todo para ayudar a su hermana y sus dos hijos a llegar al Norte.

Pensadlo un momento… Aquella decisión no debió ser nada, nada fácil de tomar. Hay que ser muy valiente para superar el miedo que le provocaría arriesgar lo que, por fin, había conseguido con tanto esfuerzo y dolor.

Podríamos imaginarla entonces, después de lograr su objetivo, con su hermana y sus sobrinos gozando de una relativa libertad y bienestar más que merecidos, ¿verdad?

Pues no, tras conseguir ayudar a su hermana, decidió que no podía dejar de hacer lo mismo con todos aquellos que seguían pasando por lo que ella sabía que era un auténtico infierno. Así que volvió a realizar ese viaje una y otra vez durante diez años.

Trescientos esclavos fueron liberados gracias a Harriet en las trece misiones de rescate que llevó a cabo entre 1850 y 1860.

Pero, ¿cómo lograba Harriet, una mujer joven y negra, pasearse una y otra vez por tierra de esclavistas y acompañada de otros esclavos que ella misma liberaba?
Al parecer, Harriet no solo era valiente y luchadora, también era inteligente y precavida. Solía disfrazarse procurando una apariencia lo más inofensiva posible, por ejemplo, como vendedora de pollos ambulante.

Los esclavos liberados que se quedaban en su ciudad le hicieron pensar en como ayudarlos a adaptarse en su nueva situación, algo que ella misma sabía que no resultaba fácil. Por ello, con el poco dinero que conseguía compró una casa en Auburn para ofrecer asilo a personas necesitadas.

Sus luchas

Cuando no estaba en sus misiones, encabezaba protestas y acciones del movimiento abolicionista en otras partes. Pero también se unió a la causa sufragista ya antes de la guerra. Su firme voluntad de luchar contra las injusticias la hacía actuar allí donde las encontraba.

La Guerra

En 1861 estalló la Guerra de Secesión y como no podía ser de otra manera, Harriet se implicó activamente de dos maneras. Por un lado, asistiendo a los esclavos liberados y los soldados heridos y por otro, convirtiéndose en espía. Gracias a sus “disfraces” conseguía cruzar las líneas enemigas, pero también el hecho de que los confederados blancos infravaloraran la inteligencia de los negros les ayudó, a ella y otros espías, a volver con información valiosa.

Una muestra más, de como darle la vuelta a una desventaja para convertirla en una de tus armas.

Para ello, los espías se comunicaban con los esclavos y estos les informaban de los planes que, en su soberbia, los “amos” y sus amigos desvelaban sin pudor delante de sus sirvientes. Así, por ejemplo, fueron conocidas las zonas de los ríos donde los confederados habían colocado barriles de pólvora para atacar las embarcaciones enemigas. Este intercambio de información fue conocida como “despachos negros”.

Es evidente que todos estos espías cargaron con la realidad de que entrar en territorio confederado significaba que si eran apresados su condición sería la de fugitivos puesto que ninguno de ellos era libre legalmente. Sin embargo hay que destacar el valor de Tubman porque para aquel entonces, ella era una abolicionista ya muy conocida y muy odiaba en aquellas tierras así que se arriesgaba más que nadie a que la reconocieran y se ensañaran.

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Imagen de urbanprofile.com

Ella conocía muy bien las zonas pantanosas por ello, en 1863, lideró la operación Combahee River en la cual se internó en líneas enemigas con 150 soldados afroamericanos bajo sus órdenes distribuidos en tres barcos de vapor (sí, la primera mujer en la historia de EEUU que lideró una misión militar era afroamericana). Y con ello consiguieron liberar, nada más y nada menos que, a casi setecientos esclavos.

Pero al ser mujer debieron pensar que ella no tenía derecho nada más que a jugarse la vida porque le negaron cualquier tipo de retribución, por todas aquellas proezas, durante muchos años. Recibió su pensión en 1899, más de treinta años después que sus colegas hombres.

Después de la guerra, obviamente, siguió trabajando en la causa feminista.

No fue hasta 2016 que su lucha por la justicia se vio algo reconocida públicamente cuando, finalizando el mandato de Obama, El Departamento del Tesoro anunció que Tubman sería la primera mujer que aparecería en un billete de veinte dólares reemplazando a Andrew Jackson.

Y digo, algo reconocida, porque a fecha actual 2023, aún no se ha hecho realidad…

 

Cómo superó sus obstáculos

Así que tenemos a una mujer que partiendo de una situación en la cual su cuota de libertad era ínfima, consiguió no solo aumentarla muchísimo, sino que también lo hizo con la de, aproximadamente, mil personas más.

Una persona que superó una serie de graves lesiones, tanto físicas como psicológicas, originadas por un maltrato continuado durante años.

Alguien que al no darse por vencida, tras una larga lucha consiguió mejorar su desigualdad salarial.

Y ahora, en 2023 estamos reconociendo, al menos nosotras, quién fue Harriet Tubman: una mujer valiente que luchó por su libertad, en el sentido más amplio de la palabra, y la de otras personas.

 

#LuchemosContraElRacismo #FightRacism

 

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Estoy abierta a recibir toda propuesta sobre mujeres importantes de la historia que merezcan ser conocidas para servir de referentes a todas y, sobre todo, a nuestras niñas que son nuestro futuro.

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