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Hildegarda Von Bingen. Feminista, emprendedora, filósofa, científica y compositora

Coaching, Mentoría

Tengo el firme propósito de dar a conocer historias de mujeres que descontentas con su situación como mujer, decidieron no conformarse y buscaron la manera de mejorar. Mujeres emprendedoras, feministas e importantes en la historia e injustamente olvidadas.  Referentes femeninos que necesitamos todas pero, sobre todo, nuestras niñas.

Las barreras

Esta mujer, en concreto, vio su libertad violentada y sufrió una enérgica discriminación de género que le impidió durante años ser quien era y hacer lo que deseaba, por ejemplo, algo tan simple como escribir. Sometida a una reglas sociales que dejaban escaso espacio a la realización personal de las mujeres, Hildegarda supo darle la vuelta de una forma realmente ingeniosa.

Pero pongámonos en contexto. Hildegarda (también conocida como Sibila del Rin) nació en en Alemania en 1098 y sus padres habían decidido a qué iba a dedicar la mayor parte de su tiempo desde antes de su nacimiento. Era la menor de diez hermanos así que se la consideraba el diezmo a la iglesia. Corría pues 1112 cuando, con catorce años, fue enclaustrada en un convento en contra de su voluntad. Se trataba del convento de Disibodenberg, de la orden benedictina.

Edad media. Monasterio

Para torcer un poco más la historia, quedó a cargo de Jutta Von Sponheim, una monja muy severa y muy de la escuela de “cuanto más te sacrifiques, más te quiere Dios”. Vamos, que tuvo que ser un calvario.

Hildegarda poseía un constitución débil e imagino que metida entre los gruesos muros de un convento mucha vitamina D no tendría. Sin embargo libros sí, y de esa manera pudo contactar con los grandes filósofos de la época. Ahí comenzaron, oh milagro, sus “visiones”. Aquello en la época no era raro, sin netflix ni internet y en una época en la que las mujeres tenían prohibido escribir no había mucho con qué entretenerse.

 

Se abre una rendija

Un incidente ayudó a Hildegarda: a Jutta le llegó su hora y Dios misericordioso se la llevó lejos. Hildegarda tenía treinta ochos años por aquel entonces, corría 1136  y no había salido de aquel convento, así que ocupó el puesto que la muerte de Jutta había dejado vacante. Eso significó que de repente, podía tomar decisiones sobre qué hacer con parte de su tiempo, que hasta el momento dependían de la voluntad de Jutta.

Convento-monasterio

Sus “visiones” se hicieron más prolíficas y más elaboradas tratando de temas, normalmente, solo abordados por hombres. Y así se lo hizo saber a Volmar, un monje del convento.

Finalmente éste, abrumado y sorprendido por la intelectualidad de las visiones (que no podían ser invención del “pobre cerebro de una mujer”) le anima a escribirlas a escondidas y se las enseña al abad para que compruebe que, efectivamente, tales pensamientos solo podían provenir de Dios. Volmar acabará, así, convirtiéndose en su secretario.

 

La jugada magistral

Fue entonces cuando nuestra querida Hildegarda decidirá llevar a cabo una jugada magistral con la intención de mejorar su precaria cuota de libertad:

Le escribe a Bernardo de Claraval, el monje con mayor influencia en la cristiandad occidental y “le pide consejo”… Se describe como una pobre mujer, sin formación ni locuacidad, una simple mujer para resumir. La cual, sin ella entender por qué, ha sido escogida para ser el receptor de aquellas enseñanzas divinas que su pobre naturaleza no es capaz de entender siquiera…

Padre, estoy profundamente perturbada por una visión que se me ha aparecido por medio de una revelación divina y que no he visto con mis ojos carnales, sino solamente en mi espíritu. Desdichada, y aún más desdichada en mi condición mujeril, desde mi infancia he visto grandes maravillas que mi lengua no puede expresar, pero que el Espíritu de Dios me ha enseñado que debo creer. […] Por medio de esta visión, que tocó mi corazón y mi alma como una llama quemante, me fueron mostradas cosas profundísimas. Sin embargo, no recibí estas enseñanzas en alemán, en el cual nunca he tenido instrucción. Sé leer en el nivel más elemental, pero no comprenderlo plenamente. Por favor, dame tu opinión sobre estas cosas, porque soy ignorante y sin experiencia en las cosas materiales y solamente se me ha instruido interiormente en mí espíritu. De ahí mi habla vacilante. […] Y simultáneamente veo, escucho y sé, y casi en el mismo momento aprendo lo que sé. En cambio, lo que no veo lo ignoro porque soy indocta. Y lo que escribo lo veo y lo escucho en la visión, y no pongo otras palabras que aquellas que escucho. […] Hildegarda a Bernardo, abad de Claraval

Y además le hace hincapié en uno de esos mandatos divinos: hacer públicas dichas enseñanzas.

No olvidó resaltar lo malísima de salud que se ponía cuando no cumplía lo que Dios le mandaba y que ya había un abad que había dado por fiables sus visiones.

La maravillosa semilla implantada en la cabeza de Bernardo de Claraval fue algo así como: no te sientas amenazado porque yo soy más tonta que un ajo y simplemente transcribo lo que Dios me dicta, pero ni me entero de lo que digo.

Y… consiguió que por primera vez en la historia fuera aprobada la actividad literaria de una mujer por canon de la iglesia.

Manuscrito. Texto-medieval

Lo que hace a continuación es nombrar a otra mujer como secretaria (bendita sea) consiguiendo así tener dos ayudantes: Volmar y la monja Ricardis de Stade lo cual le facilitó ponerse a escribir como una loca y dar lugar al famoso Scivias.

 

Teóloga, Cosmóloga, Filósofa y Artista

Scivias es un libro donde se recogen conocimientos filosóficos, cosmológicos y teológicos donde no hay que dejar de fijarse en las pinturas que lo ilustran, también de su puño.

Su parte filosófica se centra en cómo se produce el aprendizaje.

En estas teorías suyas se basaron Descartes para su Teoría de las Ideas y Kant.

Filósofos contemporáneos aseveran que ella tenía que haber leído a Séneca y Cicerón pero Hildegarda siempre negó semejantes hazañas (recordemos que tenía permiso para escribir porque era tonta)

En cuanto a la cosmología, reflexionó sobre la formación del cosmos hablando de un modelo totalmente diferente a lo que se tomaba como cierto hasta el momento y dando lugar a audaces teorías sobre el lugar de los seres humanos en el Universo.

De sus consideraciones teológicas bebieron las de Tomás de Aquino, más de un siglo después.

Semejante tratado, respaldado “divinamente”, le reportó una gran influencia. Consiguió el apoyo del Papa con el cual mantuvo una correspondencia de más de trescientas cartas donde le hablaba de diversos temas que versaban entre la espiritualidad, la política, la medicina y consejos sobre como mejorar la vida monástica.

 

Emprendimiento femenino

Pronto se convirtió en consejera política de importantes personajes como Leonor de Aquitania o Enrique II de Inglaterra.

Eso atrajo grandes donativos a Disibodenberg y también a las pupilas que quieren tutelarse con Hildegarda y sus respectivas dotes. Sin embargo, dichas dotes quedaban en poder del Abad.

Por aquella época las comunidades femeninas de los conventos comenzaba a independizarse de la custodia de los monjes y nuestra Hildegarda tuvo otra visión: Debía trasladarse a un lugar “mostrado por el Espíritu Santo” que no era otro que la colina de San Ruperto, aislado y bello paraje.

Pero si Hildegarda se iba de Disibodenberg, el convento perdía su gallina de los huevos de oro así que Kuno, el abad por aquel entonces, se negó en rotundo.

Fue entonces cuando la madre de su secretaria, la marquesa Ricardis de Stade, logró convencer a Enrique I, arzobispo de Maguncia de que les diera el permiso (todo un ejemplo de sororidad en la época)

Así pues, con cincuenta años fundó su propio monasterio y se proclamó Abadesa. Obviamente semejante osadía de emprendimiento para una mujer le valió una lluvia de críticas utilizando la idea de que una mujer inculta y necia no podía tener conexión con el Ser Supremo. Y tal aumento de poder en manos de una mujer creó miedo en la comunidad masculina originando una vigilancia muy de cerca. Cuando llegaron a oídos del arzobispo de Bremen, hermano de Ricardis, las “peligrosas” normas por las que se regía el convento donde las mujeres podían leer y escribir entre otras cosas, quiso apartar a su hermana de la abadesa independiente.

Hildegarda luchó con fuerza para que su querida amiga y compañera no se alejara pero finalmente ésta tuvo que marcharse en contra de su voluntad y murió un año después.

Con la paciencia y sagacidad que ya había demostrado, consiguió apaciguar las cosas e Hildegarda logró otro gran hito: fue Predicadora.

Su primera gira como tal la hizo con sesenta años por Maguncia y Wurzburgo. Dos años después visitó Tréveris y Metz. A los sesenta y cuatro años estuvo en Colonia. Y finalmente, con setenta y dos años, predicó en la Región de Suabia, cuando ya había fundado un segundo monasterio en Eibingen.

Ninguna otra mujer jamás había tenido permiso de la iglesia para predicar en iglesias y abadías. Y esto, teniendo en cuenta que en sus sermones atacaba duramente la corrupción eclesiástica, hacía que el logro fuera aún más significativo.

 

Compositora y Científica

Sin embargo, sus nuevos proyectos no la alejaron de su producción literaria. Entre gira y gira escribió una impresionante lista de tratados en los cuales además de teología, filosofía y cosmología, creó setenta y siete piezas de música recopiladas en la Symphonia armoniae celestium revelationum (Sinfonía de la Armonía de Revelaciones Divinas), y un auto sacramental cantado, titulado Ordo virtutum. Y tiempo le quedó, además, para una obra de medicina y ciencia titulada Liber subtilitatum diversarum naturarum creaturarum (Libro sobre las propiedades naturales de las cosas creadas)

En este último libro, dedicó amplia literatura a la aplicación terapéutica de las plantas además de incluir capítulos sobre los metales y piedras y sobre los animales.

Pero uno de los temas que no podemos pasar por alto es que fue la primera mujer que escribió que las mujeres sienten placer igual que los hombres, y para sustentarlo, detalló el orgasmo femenino sin cortarse un pelo.

Cuando la mujer se une al varón, el calor del cerebro de ésta, que tiene en sí el placer, le hace saborear a aquél el placer en la unión y eyacular su semen. Y cuando el semen ha caído en su lugar este fortísimo calor del cerebro lo atrae y lo retiene consigo, e inmediatamente se contrae la riñonada de la mujer, y se cierran todos los miembros que durante la menstruación están listos para abrirse, del mismo modo que un hombre fuerte sostiene una cosa dentro de la mano.

Además de todo esto, juzgad vosotras mismas, se le atribuye el título de precursora de la cerveza ya que fue quién, con ánimo de evitar el consumo de agua en malas condiciones, tuvo la genial idea de introducir lúpulo a la bebida de la época.

Pero aquí no acaba la cosa, esta impresionante mujer emprendedora, feminista, teóloga, filósofa, compositora y científica, creó la primera lengua artificial de la historia (si, sorpresa, no fue Tolkien en El Señor de los Anillos…) con más de mil palabras.

Su última obra la escribió con ochenta años como respuesta a la prohibición impuesta de usar campanas, instrumentos y cantos en sus conventos como castigo por haber dado sepultura a un noble excomulgado y negarse a su exhumación. En el texto recogía ampliamente el significado teológico de la música.

Hildegarda Von Bingen murió con ochenta y un años, algo extremadamente insólito en una época donde los treinteañeros casi no tenían ya dientes.

Y ahora no sé si os estaréis preguntando, como yo hice el día que la descubrí casualmente a través de un documental, como es posible que esta mujer no se estudie en el colegio como se hace con Leonoardo Da Vinci, porque perdonarme, pero no tiene nada que envidiarle.

Repasemos:

  • Con astucia e inteligencia consiguió saltarse casi todas las barreras impuestas a la mujer sin acabar en la hoguera (señoras, eso fue todo un triunfo).
  • Consiguió su libertad y se montó dos conventos con sus propias normas. Una CEO en toda regla.
  • En la II Guerra Mundial, gracias a la Abadesa Adelgundis Führkötter que desenterró los escritos de Hildegarda sobre medicina, el Dr. Hertzka pudo sortear la escasez de medicamentos utilizando sus métodos.
  • Algunos eruditos científicos la llaman la Madre de la Ciencia Natural.
  • En el 2001, una de sus canciones fue nominada a los Óscar por formar parte de la banda sonora de A Beautiful Mind, ganadora del premio a mejor película de ese año.
  • Filósofa
  • Feminista
  • Antropóloga
  • Creadora de la primera lengua artificial
  • Precursora de la receta definitiva de la cerveza
  • y Doctora de la Iglesia desde 2011.
  • Y, por favor, no olvidemos que todo lo que hizo y consiguió fue entre 1098 y 1179. Si en 2023 estamos como estamos…. haced el cálculo.

Espero que este artículo sea leído por muchas mujeres y que estas mujeres lo den a leer a otras mujeres porque es absolutamente injusto y perjudicial para todas nosotras que esta mujer importante en la historia no sea un referente archiconocido como otros del género masculino y a los cuales, repito, Hildegarda no tiene nada que envidiar, más bien les daría clases….

 

¡Feliz 8 de marzo!